Introducción
El marchitamiento del encino, una de las enfermedades de árboles
más destructivas en los Estados Unidos, está matando
robles y encinos en proporciones epidémicas en la parte central
de Texas (Figura 1). Ésta es una enfermedad infecciosa causada
por el hongo Ceratocystis fagacearum, que invade e inhabilita
el sistema conductor de agua en árboles susceptibles. Todos
los robles y encinos siempreverdes (Quercus spp.) son susceptibles
al marchitamiento hasta cierto nivel, pero algunas especies son
más afectadas que otras. Los robles rojos, en particular
el español (Q. texana), el Shumard (Q. shumardii)
y el Q. marilandica, son muy susceptibles y pueden jugar
un papel único en el establecimiento de infecciones nuevas
del marchitamiento del encino. Los robles blancos, incluyendo el
de poste (Q. stellata), el Q. macrocarpa, y el Q.
muehlenbergii, son resistentes al hongo y muy pocas veces mueren
de marchitamiento. Los encinos siempreverdes (Q. virginiana
y Q. fusiformis) tienen una susceptibilidad intermedia a
la enfermedad, pero son afectados con mayor gravedad debido a su
tendencia a iniciar su crecimiento a partir de brotes de raíces
y de formar redes inmensas de raíces interconectadas que
facilitan el desplazamiento (o propagación) del hongo entre
árboles adyacentes. El manejo efectivo del marchitamiento
del encino depende de una diagnosis correcta y el entendimiento
de cómo se propaga el patógeno entre las distintas
especies de robles y encinos siempreverdes.
Figura 1. Las áreas sombreadas indican los condados de Texas con casos confirmados de marchitamineto del encino.
Propagación del marchitamiento del encino
Mediante raíces
Los encinos siempreverdes tienden a crecer en grupos grandes y
densos con raíces interconectadas. El hongo se puede transmitir
de un árbol a otro mediante esas conexiones de raíces.
La transmisión por las raíces es el único medio
de propagación de la enfermedad probado en los encinos siempreverdes.
Como resultado, se forman grupos de árboles muertos y enfermos
llamados centros de infección. En Texas, los
centros de infección entre los encinos siempreverdes se extienden
a un ritmo promedio de 16 metros (50 pies) por año, variando
desde de 0 a 47 metros (0-150 pies) en cualquier dirección.
A veces, el hongo del marchitamiento se transmite mediante raíces
interconectadas entre los robles rojos, pero en éstos el
movimiento vía raíces es más lento y ocurre
entre distancias menores que en los encinos siempreverdes.
Establecimiento de infecciones nuevas
Los robles rojos parecen jugar un papel clave en el establecimiento
de centros de infección nuevos. El hongo del marchitamiento
puede propagarse sobre tierra por insectos vectores y por el hombre
mediante el transporte de madera infectada del roble rojo a otras
localidades. A finales del otoño, y en especial durante la
primavera, se forman debajo de la corteza de ciertos robles rojos
enfermos unas estructuras especializadas llamadas mantos fungosos
que producen esporas; pero éstas no se forman en los encinos
siempreverdes. Los mantos fungosos individuales solo producen esporas
durante varias semanas. El olor dulce de los mantos fungosos atrae
a muchos tipos de insectos, de los que se cree más importantes
son los escarabajos de la familia Nitidulidae, que se alimentan
de savia. El hongo se puede transmitir a través de estos
pequeños escarabajos cuando salen de los mantos fungosos
en búsqueda de savia emitida por heridas frescas en robles
y encinos siempreverdes saludables. Por lo general, los mantos fungosos
se forman en los árboles de pie, pero también se desarrollan
en troncos derribados, tocones, trozas y leña verde proveniente
de robles rojos enfermos.
Identificación del marchitamiento del encino
Los síntomas foliares, los patrones de mortalidad en los
árboles y la presencia de los mantos fungosos se pueden usar
como indicadores del marchitamiento del en-cino. Sin embargo, para
confirmar la diagnosis a veces se pudiera requerir el aislamiento
del hongo en un laboratorio. Si hay duda, se debe consultar a un
experto.
Patrones de mortalidad en los árboles
La mayoría de los encinos siempreverdes pierden sus hojas
y mueren en un período de uno a seis meses después
de la aparición inicial de síntomas. Algunos encinos
siempreverdes tardan más tiempo en morir y unos cuantos árboles
sin tratamiento pueden sobrevivir muchos años en varias etapas
de muerte regresiva. Unos pocos encinos siempreverdes en centros
de marchitamiento se libran de la infección o pueden ser
resistentes al hongo y aparentemente permanecen sin ser afectados
por la enfermedad.
Los robles rojos muy pocas veces sobreviven el marchitamiento y
con frecuencia mueren en de tres a cuatro sema-nas después
de la aparición inicial de síntomas. Durante los meses
del verano, los robles rojos enfermos a menudo se pueden detectar
de lejos porque su brillante coloración similar a la de otoño
contrasta con el verdor de la vegetación que los rodea.
Síntomas foliares
A menudo, las hojas de los encinos siempreverdes enfermos desarrollan
venas cloróticas (amarillentas) que con el tiempo cambian
a necróticas (parduscas). Este síntoma es conocido
como necrosis venal (Figura. 2). La defoliación puede ser
rápida y las hojas con venas necróticas muchas veces
se pueden encontrar bajo el árbol meses después de
caer. Las hojas pueden exhibir otros patrones de necrosis y clorosis,
como clorosis intervenal, chamusco marginal o apical, pero estos
síntomas son menos confiables que la necrosis venal para
diagnosticar el marchitamiento en los encinos siempreverdes.
Los síntomas foliares en los robles rojos son menos distintivos.
Al inicio de la primavera, las hojas jóvenes simplemente
se marchitan, cambiando a verde pálido y pardo. Las hojas
adultas desarrollan síntomas de color verde oscuro y empapamiento
o cambian a verde pálido o bronceado, empezando en los márgenes
y progresando hacia su interior.
Figura 2. Hojas de encinos siempreverdes con cecrosis venal.
Mantos fungosos
Los mantos fungosos son buenos indicadores para la diagnosis del
marchitamiento del encino (Figura 3). Éstos casi siempre
se forman en la primavera en los robles rojos que desarrollaron
síntomas avanzados de marchitamiento a finales del verano
u otoño anterior. Las infecciones de robles rojos a finales
de la primavera y en el verano, por lo general no conllevan a que
se formen mantos fungosos debido a las condiciones de temperaturas
altas y baja humedad del suelo. Los mantos fungosos se pueden encontrar
buscando en grietas bien estrechas y poco notables en la corteza,
lo que conduce a áreas huecas entre ésta y la madera.
Con frecuencia, éstos tienen un olor característico
parecido a fruta en proceso de fermentación. Los mantos fungosos
se pueden observar al remover la corteza suelta.
Figura 3. Mantos fungosos en roble roja: (a) grieta en la corteza causada por mantos fungosos, (b) manto fungoso expuesto en un roble español.
Diagnosis de laboratorio
La diagnosis del marchitamiento del encino se puede confirmar en
el laboratorio aislando el hongo de tejidos infectados de la madera.
Se pueden enviar muestras a: Texas Plant Disease Diagnostic Laboratory,
1500 Research Parkway
RM 130, 2589 TAMU, College Station, Texas 77843-2589. Se debe consultar
un agente de extensión agrícola de su condado, un
ingeniero forestal del Texas Forest Service o un arbolista entrenado
para saber los métodos apropiados de colección y envío
de muestras.
Manejo de la enfermedad
En la actualidad se usan tres métodos principales en el
manejo del marchitamiento del encino en Texas. El control exitoso
por lo regular depende de un programa integrado que incorpora medidas
de los tres métodos. El primer método intenta prevenir
la formación de nuevos centros de infección del marchitamiento
mediante la eliminación de robles rojos enfermos, el uso
apropiado de la leña y pintando heridas en los robles y encinos
siempreverdes sanos. El segundo, consta de hacer zanjas o trincheras
y otros procedimientos que rompen las conexiones de las raíces
por las que se puede transmitir el patógeno. Finalmente,
el uso de inyecciones del fungicida propiconazole (Alamo)
en árboles individuales de alto valor puede ayudar a reducir
la pérdida de la copa y a alargar la vida del árbol.
Estos métodos no curarán al marchitamiento del encino,
pero reducirán las pérdidas de árboles de manera
significativa.
Prevención de infecciones nuevas
Los robles rojos infectados que mueren a fines del verano o en
el otoño, se deben derribar y quemar o enterrar temprano
en el otoño o pronto después de descubrirse. Esto
previene que los insectos transmitan esporas de los mantos fungosos
que se pueden formar sobre estos árboles en el otoño
o la prima-vera siguiente. Si esto no es posible, se deben de inyectar
los árboles con un herbicida o cortar con profundidad con
una hacha, de manera que se inhiba el flujo de elementos, y descortezarlos
por completo de .6 a 1 metro (2 a 3 pies) sobre el nivel del suelo.
El secamiento de la madera antes del otoño puede evitar la
formación de los mantos fungosos y por ende la dispersión
de esporas.
Todas las heridas (incluyendo las de poda) en los robles y encinos
siempreverdes se deben de evitar de febrero a julio. Las épocas
de menor riesgo para podar son durante los días más
fríos de mediados del invierno y los de calor prolongado
de mediados a finales del verano. No importa la época del
año, todos los cortes de poda o cualquier otra herida en
los robles y encinos siempreverdes, incluyendo en los tocones y
las raíces superficiales dañadas, se deben tratar
de inmediato con pintura para heridas (o pintura tipo latex)
para prevenir la exposición a insectos vectores contaminados.
El transporte de leña verde de robles rojos enfermos es
un método potencial para propagar el hongo del marchitamiento.
Éste no se puede transmitir al quemar leña infectada,
pero los mantos fungosos se pueden formar sobre leña almacenada.
Hasta ahora, no se ha probado que ningún vector transmita
el hongo de un encino siempreverde a otros encinos siempreverdes
y robles, pero la madera infectada de sus especies nunca se debe
guardar cerca de arboles hospedantes sanos sin antes tomar precauciones.
Es mejor comprar leña que se ha secado bien por lo menos
por un año. Si hay que almacenar leña de árboles
infectados cerca de otros sanos, se debe de cubrir con plástico
transparente y enterrar las orillas de éste para prevenir
el escape de los insectos.
Interrupción de la propagación por raíces
Se pueden tomar ciertas medidas para romper las conexiones de raíces
entre los encinos siempreverdes o grupos densos de robles rojos
para reducir o detener la transmisión del hongo del marchitamiento.
La técnica más común es cortar las raíces
haciendo una zanja o trinchera de por lo menos 1.2 metros (4 pies)
de profundidad con zanjadoras, sierras cortapiedras, o con barras
desgarradoras. En los suelos muy profundos, a veces es necesario
excavar las zanjas a más de 1.2 metros (4 pies) de profundidad
para asegurar un buen control. La colocación correcta de
la zanja es crítica para proteger con éxito los árboles
no infectados. Hay un retraso entre la colonización de las
raíces por el hongo y en la aparición de los síntomas
en la copa. Por lo tanto, primero se deben identificar con cuidado
todos los árboles con síntomas. Luego, se hace la
zanja a un mínimo de 30 metros (100 pies) más allá
de estos árboles sintomáticos, aunque hayan árboles
sanos en alto riesgo de infección dentro de la
misma. Los árboles dentro de esta barrera de 30 metros (100
pies), incluso aquellos sin sínto-mas, pueden ser desarraigados
o derribados y eliminados para mejorar la eficacia de la barrera
contra la transmisión por raíces. La eliminación
de árboles se debe de iniciar después de hacer la
zanja, empezando con aquellos sanos adyacentes a ésta y trabajando
gradualmente hacia dentro para incluir los sintomáticos.
Los centros de infección del marchitamiento se pueden controlar
fácilmente cuando se tratan temprano, antes de que se hagan
muy grandes. Los árboles no tratados justo afuera de la zanja
se deben de observar con mucho cuidado por varios años. Si
pareciera que el patógeno ha cruzado una barrera, las mismas
medidas (zanja nueva y tratamiento de los árboles de adentro)
se deben de repetir mientras el centro de infección todavía
es pequeño.
Tratamiento con fungicida
Se puede usar el fungicida propiconazole (Alamo) como tratamiento
preventivo para reducir los síntomas del marchitamiento en
los encinos siempreverdes cuando se aplica antes de que se infecten.
También se puede tener éxito limitado al tratar árboles
con inyecciones terapéuticas durante las primeras fases de
la infección. El fungicida se inyecta en el sistema vascular
conductor de agua del árbol a través de pequeños
agujeros perforados en los ensanchamientos de las raíces
en la base del árbol. El éxito del tratamiento depende
de la condición de salud del árbol candidato, la proporción
aplicada, y la técnica de inyección. Las inyecciones
solo se deben de aplicar por personal entrenado.
La inyección del fungicida no detiene la transmisión
del hongo por las raíces. Este tratamiento, por lo tanto,
es mejor usarlo en conjunto con zanjas o para proteger árboles
individuales de alto valor en situaciones donde el hacer zanjas
no es práctico. Encinos siempreverdes saludables de alto
riesgo de infección, que se encuentran al frente a un centro
de marchitamiento que se está expandiendo, son candidatos
preferidos para inyección. Los síntomas foliares se
pueden usar para seleccionar árboles candidatos para tratamientos
preventivos o terapéuticos. Un árbol con síntomas
foliares de marchitamiento, al igual que el que no muestra síntomas,
pero está justo al lado de otro que los muestra, debe de
recibir tratamiento terapéutico. Si se observan los síntomas
en más del 30 % de la copa, es improbable que una inyección
de fungicida sea efectiva. Los mejores resultados de los tratamientos
preventivos se obtendrán inyectando los árboles sin
síntomas a mayor distancia de los sintomáticos (por
ejemplo, de 23 a 46 metros [75 a 150 pies]).
Hay varios pasos en el proceso de inyección que requieren
atención cuidadosa después de seleccionar los árboles.
La mezcla de la solución del fungicida, la exposición
y perforación de agujeros en los ensanchamientos de las raíces,
las conexiones del aparato de inyección al árbol y
el monitoreo de la velocidad de absorción del fungicida tienen
que hacerse de acuerdo a las especificaciones y direcciones de la
etiqueta. El tratamiento puede durar varias horas. Se pueden obtener
información y entrena-miento en las oficinas de extensión
agrícola de los condados. Para asegurarse de que la inyección
es apropiada se pudieran requerir los servicios de un arbolista
profesional.
Manejo integrado del marchitamiento del encino
La detección temprana y la acción rápida son
esenciales para el control efectivo del marchitamiento del encino.
Las medidas específicas tomadas dependen de varias circunstancias
mencionadas en este folleto, pero deben de incluir combinaciones
apropiadas de los siguientes metodos:
1. Prevenga infecciones nuevas
- Derribe y deseche de inmediato todos los robles rojos infectados.
- Evite herir los robles y encinos siempreverdes, incluyendo la
poda, de febrero a julio, y pinte todas las heridas y tocones
frescos sin importar la estación del año.
- Manipule la leña con cuidado, quémela antes de
la primavera y nunca guarde fuera de época madera de roble
o encino de árboles infectados cerca de los que están
sanos.
- Cubra toda la leña verde (de centros de infección
y de origen desconocido) con plástico transparente y entierre
los bordes del plástico.
2. Detenga la propagación por raíces
- Haga una zanja de por lo menos 1.2 metros (4 pies) de profundidad
y 30 metros (100 pies) mas allá del perímetro de
los centros de infección para romper las conexiones de
raíces.
- Derribe o desarraigue todos los árboles encontrados dentro
de la barrera de 30 metros (100 pies) (menos aquellos inyectados
con fungicida).
3. Inyecte encinos siempreverdes de alto valor con fungicida
- Identifique los encinos siempreverdes susceptibles de alto valor
en la proximidad de los centros de infección de marchitamiento
que se están expandiendo.
- Consulte a un arbolista certificado y entrenado (con licencia
para aplicación de pesticidas) sobre el tratamiento de
árboles susceptibles con inyecciones de propiconazole (Alamo).
4. Plante árboles resistentes
- Plante árboles resistentes al marchitamiento del encino.
- Favorezca una diversidad de especies al diseñar su jardín
o paisaje plantando árboles adaptados a las condiciones
ambientales encontradas en la zona central de Texas.
- Evite herir robles y encinos siempreverdes susceptibles cuando
los trasplante.